Hace dos años que a mis muestras llevo una mujer pelada, en honor a todos aquellos que están en tratamiento o lo estuvieron. No cuento, porque una determinada obra no tiene pelo, simplemente convive con el resto. Siempre son una de las primeras obras que vendo. A todos aquellos que no pasaron por semejante experiencia personal o de un familiar les cuesta nombrar la palabra CANCER, este es mi aporte a que todos seamos conscientes de esta enfermedad.
Esta campaña me moviliza e inspira. Martín, mi marido, el amor de mi vida, no pudo prevenir, no pudo curarse. Su cáncer no tuvo opciones. Nosotras las tenemos. Usemoslas, para que cada vez haya menos peladas.