La ilustración muestra a dos mujeres de perfil que se inclinan para tocarse la frente en un gesto de serenidad y ternura. La madre, con una mama extirpada y la cicatriz visible, sostiene el hombro de su hija en señal de cuidado y transmisión de fortaleza. Los corazones, que reemplazan los pezones, funcionan como recurso simbólico y protector, sugiriendo tanto intimidad como resguardo frente a la censura. Con una paleta en tonos suaves de rosa y verde, la obra representa el apoyo generacional y la esperanza compartida en la lucha contra el cáncer de mama.