La consigna fue representar alrededor de una piedra obsidiana el amor, la locura y el silencio. En una palabra, lo que somos.
Del silencio venimos, nos engendramos, esas células en silencio emergen del vientre de la madre que va a tomar vida, y en ese silencio, en ese perfecto infinito nace el todo.
El hombre que atraviesa a través de la izquierda de su corazón, la experiencia del amor. El amor que nos inunda y nos va a hacer buscar toda la vida, y en la búsqueda del amor vamos a tener que atravesar a nuestra derecha justamente como Dios mande, justamente el caos que la mente nos va a invitar a actuar en forma pecaminosa porque el pecado significa sin amor y como vamos a buscar amor, el caos nos va a traer siempre un nuevo comienzo para volver al silencio, para volver al amor.
El amor es dar siempre lo.mejor. pero algo emerge en el silencio, que pasa con el amor, que nos va a llevar a un lugar caotico.
Este caos turbulento que nos envuelve, este caos que entra en más caos y que nos trae la sombra de la vida para que nos veamos permanentemente sabiendo que hay un laberinto. Que hay una salida aún cuando no lo veamos, y esa salida nos indica que somos pasión que somos amor.
Entramos y salimos en el caos, en la locura.
Que esta piedra sea la daga de amor que nos permita cortar con toda la oscuridad
Obra en Acrílico | Piedra Obsidiana | sobre lienzo