es una evocadora pieza que aborda el tema del cáncer de mama a través de una visión surrealista donde el color rosa predomina como símbolo de esperanza y solidaridad. La obra presenta a una mujer etérea que se fusiona con un paisaje natural envolvente. Cascadas de colores sedosos se deslizan por su figura, simbolizando la fluidez y el movimiento de la vida. Su presencia se entrelaza con la naturaleza: flores adornan su cabello y mariposas danzan en un ballet de vitalidad a su alrededor.
A la izquierda de la mujer, un farol emite una luz dorada, rodeado por abejas en un frenesí de movimiento, simbolizando la laboriosidad y la comunidad. A sus pies, un majestuoso ciervo se erige, sus ojos encontrándose con los de la mujer en una conexión profunda y ancestral. Una flecha atraviesa su cuerpo, pero lejos de representar dolor, se convierte en un símbolo de amor y fortaleza.
La obra se desvanece en una mezcla de óleos, collage y texturas, creando un paisaje onírico donde la mujer y la naturaleza se funden en un abrazo eterno de amor y vida. Esta representación surrealista subraya la resiliencia y la belleza que persiste incluso en los momentos más difíciles, ofreciendo un mensaje de esperanza y unión en la lucha contra el cáncer de mama.
Tamaño: 70x90 cm.