´´La Perfusionista Pintora´´
El tiempo, el tiempo… El tiempo que nos cambia, que nos acompaña, que nunca se detiene, que pasa rápido y a veces demasiado lento. Que nos subyuga y que también nos hace un hueco para aprender. A veces un hueco bien profundo.
Ella maneja el tiempo, el del alma y el del cuerpo. Tiene cara de buena gente. Tienen alma de artista. Madraza independiente. Un tanto seductora. Buena mina.
Nos cruzamos en el camino del Arte. Una exposición colectiva nos unió, aunque también el camino del aprendizaje. Entre pinceles, clases, equivocaciones y aciertos fuimos recorriendo el camino desde hace unos cuantos años. Compartimos Maestro. Que les voy a decir de él que ya todos no sepan. A él lo amamos.
La vi y le dije: - ¡¡Si no te pintas vos, lo hago yo!! (muy generosa; ella ya se se había pintado.) ¡Y ahí no más me autorizó!
Preparé la tela linda, fina como el lino belga, la fijé en la madera que me servía de soporte y la empecé a dibujar con los carbones que me hice de ramitas de un sauce que le robé al vecino quemándolos dentro de una lata al fuego de la hornalla, instrucción de un Maestro que no se guarda nada ni siquiera los pequeños secretos.
Y ahí comenzó a aparecer. Lili la perfusionista. Cuando me dijo a que se dedicaba le entendí percusionista. Y la vi sosteniendo batutas, rodeada de tambores, timbales y platillos y me dije que buena pinta tiene. Casi rápidamente caí en mi equivoco y azorada pensé que tendría que ir corriendo a ver de qué se trataba. Y ahí entendí todo. Guapa ella, más que guapa buena gente.
La enmarque entre relojes de madera porque ella sabe del tiempo, y al igual que el tiempo, los relojes en algún momento se extinguirán, la madera se desgranará y volverá a la tierra para convertirse nuevamente en otro instante en árbol y en vida. De eso se trata. Ella, Lili hace eso.
Ella mantiene la vida. La vi el otro día dándole la mano a un pequeño, pequeñísimo bebe. Ella lo mantiene vivo. Mantiene su tiempo mientras lo sanan. Grandes milagros de gente preparada.
Es la integrante esencial de un equipo en el que maneja una paleta de pintor de donde sale un corazón lleno de flores alegres que la decoran. Ella desvía la sangre y los sueños en un letargo que hace que la gente sane para al final dar una exhalación profunda que llena los pulmones. Mantiene el tiempo de un necesario corazón inmóvil, para que puedan hurgar y encontrar la falla de cualquier cosa y entonces reanimar para volver al tiempo de la vida necesaria haciendo circular la sabia que nutre todo. ¿Es un poco genia verdad?
Y un día acompañada de su amor más profundo que a ella le dio la vida (no se engañen era su mami), acobijada por esas manos afectuosas que la mantuvieron fuerte y valerosa, encontró en una Galería de Arte unas mujeres aladas, que le anunciaron un despedida. El tiempo, el tiempo que todo lo cambia. Y al mismo tiempo hallo un Mentor que le enseño un nuevo camino y de repente estaba sentada ante un bastidor en blanco tratando de poder, si digo bien, de poder caminar por otro sendero.
¡Lo consiguió! Hoy anda por la vida entre dos mundos. Nos mantiene vivos y también llena paletas de rojos, amarillos, ocres, azules.
Sus bastidores ya están llenos de hermosas obras. Ya no le cuesta el camino. Y esta agradecida por seguir los pasos de aquella que tanto la amo. Sin duda las madres siempre nos muestran el camino.
Hoy entre barbijos, quirófanos, yendo y viniendo alocadamente. Entre galerías, museos, compañeros pintores, Maestros y trementina, ella vive una vida plena y merecidamente ganada.
Yo la pinté como la vi al desnudo como ella misma, entre relojes de madera que marcan el tiempo que todo lo cambia, envuelta en una sábana blanca como la asepsia que maneja y junto a su paleta que no puede terminar de abandonar corazones que se pintan de flores renacidas.
Ella es Lili la hermosa perfusionista pintora.